IMPACT/REACH CRS | Fronteras en Movimiento: Evaluación transfronteriza de necesidades

En los últimos años, los flujos migratorios en América Latina y el Caribe han incrementado y se han diversificado considerablemente como consecuencia, entre otros factores, de la crisis migratoria venezolana, los graves y prolongados efectos económicos y sociales de la pandemia del Covid-19, y la creciente inflación e inseguridad alimentaria que se vive en la región. A partir del éxodo de más de 7 millones de venezolanos, distintos países de la región que no tenían una tradición migratoria establecida se han convertido en lugar de tránsito y recepción de personas provenientes de este país. En la mayoría de países de acogida, la población venezolana no ha alcanzado un estatus regular, enfrenta dificultades de integración y xenofobia, y no cumple con requisitos legales de ingreso, por lo que frecuentemente utiliza pasos irregulares. En los dos últimos años, la migración proveniente de Venezuela a países de la región continuó, si bien se evidenciaron cambios en su movilidad, entre los que se encuentran: movimientos de retorno a Venezuela, flujos multidireccionales y migraciones secundarias a otros destinos del hemisferio. Durante este periodo han aumentado dramáticamente los movimientos desde Suramérica a Estados Unidos a través del Tapón del Darién, en la frontera colombo-panameña: en los tres primeros meses de 2023, este flujo alcanzó un número récord, con más de 100.000 personas entradas irregulares a Panamá registradas, la mayoría de las cuales eran de nacionalidad venezolana, haitiana, y ecuatoriana, así como población extracontinental.